lunes, 7 de noviembre de 2011

MONASTERIO DE SANTES CREUS



El Real Monasterio de Santes Creus (Santas Cruces) es una abadía cisterciense erigida a partir del siglo XII, que se sitúa en del término municipal de Aiguamurcia, en la provincia de Tarragona (España). Fue declarado Monumento Nacional por Real Orden de 13 de julio de 1921. En el año 1835 y como consecuencia de la desamortización de Mendizábal la comunidad abandonó el edificio.

El origen del monasterio se remonta a 1150 pero no en el actual enclave. La poderosa familia Montcada cedió en aquella fecha a los monjes cistercienses de la abadía de la Grand Selva (Languedoc) unos terrenos en el lugar denominado Valdaura, en el actual municipio barcelonés de Sardañola del Vallés, y allí se instalaron provisionalmente. En 1158 los señores de Montagut y de Albá les hicieron donación del paraje de Santes Creus, a orillas del río Gayá, y decidieron cambiar de asentamiento. No obstante, por una disputa jurisdiccional entre las diócesis de Barcelona y Tarragona, el traslado se demoró hasta que el papa Alejandro II decretó la independencia del monasterio en 1168. Por fin, en 1174 se pudieron comenzar las obras de construcción del conjunto monástico: primero, la iglesia y la sala capitular; luego, el primitivo claustro románico hoy desaparecido; más tarde, la sala de los monjes, el refectorio y el dormitorio. Hacia 1225 quedaban concluidas las principales dependencias.

A mediados del siglo XIII la monarquía aragonesa interfiere en el ritmo de la abadía mostrando un interés por la misma que a la vez perturba la sencillez de la vida monástica cisterciense y engrandece el complejo monacal con nuevas y valiosas construcciones. Es época del abad San Bernardo Calvó, consejero de Jaime I el Conquistador (1213-1276), a quien acompañó en las conquistas de Mallorca y Valencia. El sucesor en la corona, Pedro III el Grande (1276-1285), dispensó su real patrocinio a la abadía y quiso ser sepultado en ella, como también lo serían después su hijo Jaime II (1291-1337) y la esposa de éste, Blanca de Anjou. A instancias de este último monarca se convirtieron las habitaciones abaciales en palacio real, y a su voluntad se debe el derribo del claustro románico para ser sustituido por el gótico actual, obra del maestro inglés Reinard de Fonoll y de Guillem de Seguer, así como la construcción del cimborrio sobre el crucero de la iglesia. A Pedro IV el Ceremonioso (1336-1387) hay que atribuir el amurallamiento del recinto monacal y también que, debido a su predilección por el Monasterio de Poblet, el de Santes Creus dejase de ser palacio y panteón real en favor de aquél; por ello, las dependencias palaciegas volvieron a destinarse a habitaciones abaciales.

Durante los siglos XVII y XVIII se siguen efectuando obras de ampliación y reforma, añadiendo nuevas dependencias exteriores. Esta continua actividad se ve truncada bruscamente en 1835 con la desamortización de Mendizábal, momento en que el monasterio sufre el abandono por parte de la comunidad cisterciense y se ve abocado a la ruina. Declarado Monumento Nacional en 1921, ha sido objeto de sucesivas obras de restauración y acondicionamiento, siendo hoy lugar de manifestaciones culturales de variada índole bajo gestión de la Generalidad de Cataluña.
Mi primera y única visita despertó un gran interes en mi, tras la visita me quedé muy impresionada con la mágia y el encanto del lugar, me maravilló su carcel, pequeña, lugubre y humeda, en ella encontré dos murcielagos en el techo que daban carisma al lugar.Saqué  mi grabadora esperando encontrar alguna comunicación con lo paranormal, pero no fué así. Cuando ya marchabamos, en la entrada al recinto, en un patio encantador fué donde encontré lo que iba buscando. En ese lugar con mucho ruido de agua, ladridos de perro, puertas de coche cerrandose y voces de los vecinos.

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