Terminada la visita al edificio de viviendas, procedemos a visitar la industria, parte de ella esta sin tejado y casi sin paredes, la otra parte se encuentra en mejor estado, aunque lo poco que queda de objetos y papeles yace en el suelo, todo roto y pisoteado,
Grandes naves, sin vida ya, pisos arriba y abajo, con poca cosa que haga entrever a que se dedicaban en aquella época, solo cartones, algún royo de hilo y papeles de oficina, son los pocos enseres que quedan, todo ello roto y por el suelo. Una gran turbina, parada, como el tiempo en este inóspito lugar, poco queda ya de esta industria, que en sus días tuvo que dar empleo a más de una decena de familias.
Durante el trayecto, fuimos grabando, fruto de las cuales recogimos estas psicofonias, una de las voces, es de una niña.